En esta ocasión asistimos a la Jornada “Video marketing para el sector industrial” promovido por SPRI dentro del programa Innovar para Mejorar.
Vimos casos prácticos en los que se mostraba cómo las empresas industriales pueden beneficiarse del vídeo en la era digital. Ya no se discute sobre las virtudes del videomarketing ni se entiende ninguna estrategia de difusión sin contar con contenidos audiovisuales. Impacta fuertemente en la relación de las empresas con sus clientes, proveedores y personal interno.
Sin embargo, hay una ingente cantidad de videos de empresa disponibles en YouTube, webs, blogs, redes sociales,… con escasa orientación a resultados. Hay trabajos ejecutados de forma sobresaliente pero con un efecto muy pobre. Algunos recurren a técnicas cinematográficas o netamente televisivas que se aplican erróneamente al video corporativo o comercial. Se utiliza la tecnología perdiendo de vista los objetivos, la llamada a la acción, conseguir vender, vender, vender,…
Algunas recomendaciones sobre video marketing y sector industrial:
- Personas. El video aumenta la confianza cuando aparecen personas. El equipo humano es el principal valor en cualquier empresa. Los trabajadores simpáticos, que comunican bien, son los que deben aparecer en el video. No tiene sentido empeñarse en que participe el gerente, presidente, … lo importante es llegar.
- Integración. El video debe estar integrado en la estrategia de promoción de la empresa, no tratarlo de forma independiente.
- Servicio. No obsesionarse con hablar del producto y sí en los beneficios que aporta, en las soluciones. Maersk, por ejemplo, nos dice que es una “empresa amable” al mostrar los beneficios de una entrega rápida cuando el usuario nos habla de su experiencia.
- Estrategia. Antes de ponerse a trabajar en el video, hay que definir los objetivos que persigue, el público al que irá dirigido, el tono idóneo de la comunicación, qué canales de difusión utilizaré, que acciones promocionales voy a desarrollar para difundirlo y cómo voy a medir su resultado (conversaciones, pedidos, trafico,…).
- Economía. La atención máxima del usuario dura los primeros 8 segundos desde que pulsa play. Ahí debe concentrarse lo más importante que quiero transmitir. Un buen ejemplo nos lo da Ingeteam. En todo caso, la duración óptima de cualquier video es “la menos posible”. Además, cuando nos llega un video y vemos que la duración es elevada, tendemos a ignorarlo.
- Brevedad. Un video no es petróleo. Hacer un video para cada cosa y no un video eterno en el que se hablen de muchas cosas. Si voy a mostrar mi producto, hacerlo de la manera más breve posible y con impacto visual, como lo hace Basf.
- Dron. No abusar de la fiebre Dron. Puede aburrir o ser una mera atracción.
- 3D. Perfecto para explicar lo complejo.
- Constancia. Producir contenidos en formato video de forma constante. La audiencia se construye manteniendo la atención con contenidos que van variando. Evitar aquello de “ya tengo video”.
Estamos en un proceso adaptativo que exige mucha atención a la evolución de las tecnologías, pautas de comportamiento, nuevas redes sociales. La oferta de contenidos nunca había sido tan grande. Todos luchan por ganarse la atención del público. El usuario ha tomado el mando e interactúa con el emisor. Ahora más que nunca es necesaria la escucha atenta.
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